lunes, 19 de junio de 2023

CHARLAS CON ALEX (I)

Charla I

Alex tiene 21 años, habla tres idiomas y está en la universidad cursando Ciencias Políticas. Yo, a su edad, hablaba a duras penas castellano, estaba en la mili de un ejército obsoleto y con los estudios a medio terminar. Las cosas han cambiado mucho. Alex es afortunado con acceso a una educación que en mis tiempos estaba reservada a muy pocos, a los hijos de los que resultaron vencedores de la desdichada Guerra Civil que perdimos todos. Los demás sobrevivieron como pudieron en las catacumbas.

Alex tiene inquietudes sociales y por eso milita en las Juventudes Socialistas. Con frecuencia hablamos de política, unas veces coincidimos más y otras menos, no en vano nos separan sesenta años y educaciones muy diferentes, aunque también es cierto que nos unen lazos familiares potentes. A veces me sorprende con cuestiones a las que no sé dar clara respuesta y sospecho que él ya tiene una más que pergueñada.

Ayer, sin ir más lejos, me decía:

—Abuelo ¿Qué opinas de esta democracia? Siempre me has dicho que la inventaron los griegos y que es el mejor método de gobierno que se conoce.

—Habré dicho el que se conoce hasta ahora, a lo mejor mañana se descubre otro que supere a este. Ten en cuenta que nuestras diferencias con las democracias griegas, como el tiempo que nos separa de ellas, es abismal. Aristóteles, al que ya conoces, habla en su Política de las distintas formas de gobierno y se decanta por la democracia, pero ya sabes lo que era la democracia en su tiempo, tenían derecho a voto los que poseían tierras o peculio y pare usted de contar. Ni los pobres, ni los esclavos y mucho menos las mujeres.

—Pues vaya democracia.

—Por eso te digo, cada cosa hay que adaptarla a su tiempo, a su lugar y al entorno sociopolítico en que se desenvuelve. En este país no podemos hacer abstracción del entorno en el que estamos situados.

—Europa.

—Exacto, para bien o para mal —ya no es momento de considerarlo— somos parte integrante de la Comunidad Europea y las directivas que emanan de allí son de obligado cumplimiento.

—Pero entonces le hemos cedido nuestra capacidad de decisión.

—En parte sí, es el precio que hay que pagar, como hay que pagar un precio por tener seguridad. A cambio, se ceden parcelas de libertad. Las cámaras de seguridad son un atentado a la libertad, sin embargo, nos protegen de las barrabasadas de los malos. Lo uno por lo otro. El secreto está, como en casi todo, en el equilibrio.

—Entonces, ¿es necesario un Estado autoritario?

—Depende de lo que entiendas por Estado autoritario. Es preciso que haya autoridad, porque si no, por desgracia, esto sería un desmadre.

—¿Homo homini lupus?

—Hombre no tanto, pero por simple estadística, por cada x personas honradas hay un número Ɛ de chorizos o maleantes, el mismo número que fijaba el profesor Cipolla para el de inútiles en cualquier colectivo, el mismo que existe entre los políticos que han alcanzado su nivel de incompetencia según el principio de Peter.

—Pues tenemos un problema si el voto de cada uno de los ciudadanos vale lo mismo, siendo así que sus categorías mentales, sus estudios, su formación y su criterio son muy diferentes.

—Claro, pero hay un principio irrenunciable de la democracia: “Una persona, un voto”.

—Entonces, estamos un poco atrapados en nuestras propias normas ¿no?

—Estamos.

2 comentarios:

  1. Creo que la forma de mejorar lo que entendemos por DEMOCRACIA, es consiguiendo mayores niveles de “educación, formación y cultura” en la ciudadanía.

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