El crecimiento demográfico.
PAUL
Y ANNE AHRLICH La explosión demográfica, Biblioteca Científica Salvat, Barcelona, 1993.
El crecimiento demográfico imparable al que está
sujeta la humanidad desde su aparición sobre La Tierra, no es malo en sí mismo.
El problema es que constituye un conjunto que tiende a infinito albergado en un
espacio finito. En segundo lugar, tiene unas necesidades crecientes mientras
que los recursos sobre los que debe sustentarse son limitados. Utilizando un símil
económico, imaginemos dos hermanos que reciben la misma parte de una herencia.
El mayor piensa: “tengo ciertas necesidades y debo atenderlas”. Como para
cubrirlas no le bastan las rentas del capital, consume poco a poco éste hasta
quedar en la indigencia. El otro hermano razona de forma diferente: “Dispongo
de estos recursos (las rentas del capital) luego debo reducir mis necesidades a
ellos”. No toca el capital, vive con arreglo a lo que le permiten sus rentas y
traspasa el capital a sus descendientes.
Algo parecido ha pasado con la humanidad, que
parece no haberse percatado de que el mayor tesoro que ha recibido de forma
graciosa consiste en los millones de organismos –plantas, animales y microbios-
con los cuales comparte el planeta y que debe conservar cuidadosamente por su
propio interés. Esos otros seres vivos nos proporcionan los alimentos; maderas,
fibra y pieles, medicinas, aceites, jabones, resinas, caucho y otros
innumerables artículos. Hemos domesticado a muchos de esos organismos y, en
ocasiones hemos logrado perfeccionarlos mediante una crianza selectiva, siempre
buscando nuestro beneficio. Hemos invertido, pero consumiendo nuestro patrimonio.
Cada vez queda menos petróleo, menos madera, menos gas natural, menos peces,
etc. La sobreexplotación de dos recursos renovables esenciales, la capa
superficial del suelo y las aguas subterráneas, se debe a nuestros esfuerzos
por potenciar la producción agrícola a corto plazo para alimentar a un número
de personas cada vez mayor. Esta abusiva explotación obedece a la miope
política basada en que disponemos de una cantidad ilimitada de recursos, lo que
es rigurosamente falso. En China, el consumo de agua potable per cápita es la
quinta parte que en EEUU, pero aumenta sin cesar. Puede que dentro de pocos
años, la escasez de agua constituya un problema parecido al del petróleo en la
actualidad. A medida que la humanidad destruye la biodiversidad de los bosques
tropicales y otros lugares, disminuye la reserva de variedad genética necesaria
para la agricultura de alto rendimiento.
Cuando éramos pocos, parecía que los recursos eran
infinitos, como los del enorme bosque de Serwood donde, según la leyenda, Robín
Hood se ponía a resguardo del malvado sheriff de Nottingham con unos pocos cazadores y proscritos. Pero el
bosque ha ido llenándose de gente y hora en vez de caza y centenarios arboles
entre cuyas ramas ocultarnos, hay desperdicios por todas partes. Gestionar las
basuras, llevárselas lejos, si es posible al país de al lado, se ha convertido
en el auténtico problema. Hemos destruido una buena parte del bosque para
construir cabañas y hacer fuego. Ahora ya no tenemos sombra, hemos de seguir
cortando árboles para construir toldos y el calor aprieta cada vez más. Es la
pescadilla que se muerde la cola; y la calidad de vida, ese gran tótem al que
lo sacrificamos todo, se vuelve, paradójicamente, cada vez más precaria. Es
imprescindible adaptar el número de seres humanos y su comportamiento con
respecto al medio, a los límites impuestos por la naturaleza.
El gran problema a resolver y al que nadie, en ningún
sitio, quiere enfrentarse es que el modelo económico está basado en el
crecimiento ilimitado: para que las sociedades modernas funcionen es preciso
que el consumo crezca de forma permanente. Si se consumen cada vez más
productos -a menudo totalmente innecesarios-, la rueda de la producción sigue
funcionando, se genera empleo, la gente supone que es más feliz, el dinero
fluye, etc., pero esto constituye un sistema piramidal que tiene que colapsarse
forzosamente alguna vez. El asunto es que todos pensamos que será dentro de
tantos años que no nos afectará. Puede que sea cierto pero es seguro que
afectará a nuestras descendientes y quizás dentro de no muchas generaciones.
As claimed by Stanford Medical, It's in fact the ONLY reason women in this country live 10 years more and weigh 19 KG lighter than us.
ResponderEliminar(And actually, it really has NOTHING to do with genetics or some secret-exercise and EVERYTHING about "HOW" they eat.)
P.S, I said "HOW", not "WHAT"...
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